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Historias de... Lorena Fernández

Con el puño en alto y la mano tendida

Decidida a romper los techos de cristal, ella es un icono del feminismo y una increíble mujer con poderes de visibilidad

Con el puño en alto y la mano tendidaHAIZEA BERROCAL

HACE solo seis años, Lorena Fernández, suspendía en feminismo "porque no tenía el radar del machismo ni de la perspectiva de género", explica. Sin embargo, hoy es un referente en poner negro sobre blanco la invisibilidad que sufren las mujeres. "Cuando te pones las gafas moradas ya no te las puedes quitar y empiezas a mirar la vida con otros ojos", asegura esta ingeniera informática, directora de Identidad Digital de la Universidad de Deusto.

Inmersa en un proceso de crecimiento personal y profesional, lleva tiempo denunciando que las mujeres tienen el superpoder de la invisibilidad "que hace que no tengamos entrevistas, referencias ni entradas en la wikipedia. Es ahora cuando tímidamente notamos algunos cambios. Porque hoy hay más personas que llevan puestas esas gafas moradas y que se dan cuenta de que en los congresos seguimos contando corbatas". "En Doce Miradas -el colectivo al que pertenece- decimos que nos gusta contar como mujeres en la sociedad, tenemos esa manía. Así que es entonces cuando empiezas a pensar cómo transformar ese mundo que no te gusta", resalta Fernández.

En este punto, la reciente doble premio de los Buber Sariak 2019 por Doce Miradas y por su proyecto InspiraSTEAM -que promueve las vocaciones científicas entre niñas y adolescentes-, alude a un estudio que revela que los hombres en la investigación perciben mucho menos la falta de igualdad de género. "Ni siquiera notan cómo sus compañeras desaparecen cuando ellos empiezan a subir en el escalafón".

El siguiente giro de tuerca es cuando se aplica la ley del unicornio. "Cuando nos invitan a congresos y conferencias, sobre todo en el ámbito tecnológico, no se nos invita a la mesa de expertos sino a una mesa que se llama "mujeres y...". Tenemos que ir siempre con el apellido de mujeres y no somos conscientes de que se nos invisibiliza con esa palabra", subraya. Y a pesar de su preocupación por dar a la mujer el papel que merece en el ámbito científico y tecnológico no quiere olvidar que "también hay que prestigiar la labor de los cuidados y todas aquellas prácticas no remuneradas que realizan principalmente las mujeres".

El síndrome de la impostora es una especie de espada de Damocles que acecha a las mujeres. Un síndrome que se produce cuando creemos que no nos merecemos nuestros éxitos. "Levantemos el telón de la perfección. Lo mejor mató a lo bueno. Somos nuestras peores castigadoras", sentencia.

Y es que este virus se inocula desde la cuna. "Desde pequeñas se nos enseña a que es mejor pilotar por debajo del radar porque cuando coges el micrófono te van a dar caña". "¿Por qué faltan mujeres en ciencia y tecnología? Porque es una tubería con un montón de agujeros por donde va escapándose todo el talento femenino desde edades tempranas". De hecho, un estudio publicado en Science decía que desde los seis años las niñas ya consideran que son menos listas que los niños. Un análisis del famoso informe Pisa aseguraba que ellas creen que van a sacar menos nota en Matemáticas. No en vano, las niñas con altas capacidades son menos detectadas que los niños porque pasan más desapercibidas.

Pero Lorena Fernández sí confía en los avances con las nuevas generaciones. "Yo tengo mucha esperanza en la gente joven porque creo que ahora es capaz de detectar el problema, cosa que antes de no pasaba. Estamos en la fase de detección y solo falta pasar a la fase de la corrección". Y Fernández termina con una frase muy reveladora. "La igualdad es como una goma que cuando se deja de tirar de ella, recupera la forma".