LA mejor manera de predecir el futuro es creándolo, dijo una voz clarividente, ya no recuerdo de quién. Viene al caso esta reflexión habida cuenta que este pensamiento se asienta en una página que mira hacia el futuro, hacia dos historias que Bilbao aguarda con extremo interés estos días. Se acerca estos días al botxo la cumbre del fútbol femenino, la final de la Champions League entre los dos mejores equipos del mundo, el Olympique de Lyon y el Barcelona. Una corriente de expectación recorre la ciudad que ya se prepara para la llegada de la cita más singular del año, en este espectáculo que supera las vallas del deporte: se trata de una revolución silenciosa.

Han hecho un largo camino y el fútbol femenino ya es hoy una realidad poderosa en comparación con tiempo atrás. Sin embargo, aún guarda distancias con el fútbol masculino. Es por ello que no pocas jugadoras, que tanto lucharon para llegar a donde hoy están, bien saben que cada minuto en el campo es una oportunidad para inspirar a la próxima generación. Cada una de ellas, cada una de las futbolistas que hoy se sientan en el trono, tienen una historia a sus espaldas, un desafío que vencieron. Las veremos jugar este sábado y, si nada se tuerce, se espera un partidazo. Para verlo vendrán gentes de Barcelona y de Lyon a mansalva y Bilbao ya se prepara para la lucha.

El futuro, les decía. Otra mirada al más allá se enfoca en la Aste Nagusia, una fiesta para la que ya se tejen los planes para la diversión. A este universo nos llamarán, pronto, los carteles evocadores que se ultiman. Hay tantas distracciones previstas que uno no sabe bien con cuál quedarse. ¿La música, quizás? Lo digo porque pensando sobre lo que se avecina llegó a mi memoria la frase de uno de los grandes, Jimy Hendrix, quien expresó aquel poderoso deseo: que los sueños de tu pasado sean la realidad de tu futuro. En estas estamos, en que el futuro que se acerca supere las expectativas.