Lando Norris escribió su nombre en los anales de la historia. Es el ganador número 114 de una carrera en la historia de la Fórmula 1. El británico conquistó el Gran Premio de Miami siendo el piloto con más ritmo de la carrera, aunque con la fortuna de la aparición de un coche de seguridad que privó a Max Verstappen de un nuevo triunfo cuando rodaba como líder.

Andaba Verstappen encaminado hacia una nueva victoria pero esta vez sin holguras, con casi 4 segundos sobre el segundo clasificado, Oscar Piastri. Se repetía la misma historia, pero esta vez el neerlandés no pilotaba sobrado, sin las diferencias que ha solido establecer. Pero nada parecía poder detenerle. De pronto apareció un safety car que brindó la oportunidad a Norris, que rodaba fuera del podio, de auparse hasta el liderato de la prueba gracias a la ocasión de cambiar los neumáticos sin la rémora de unas condiciones naturales. Corría la vuelta 29. Quedaba casi media carrera por delante. Sin embargo, Verstappen, de lo más humano que se ha podido ver esta temporada, era incapaz de dar caza a Norris, quien lejos de perder ventaja, la ganaba.

Nada pudo hacer Verstappen más que renunciar al triunfo. Así, Norris se convirtió en el primer piloto que bate a Verstappen este año sin tener en cuenta un abandono por problemas mecánicos del Red Bull. De algún modo, se puede hablar de la primera jornada de carreras en la que el tricampeón no demostró una superioridad considerable. El triunfo viajaba en el bolsillo de ‘Mad Max’, esa era la sensación, pero sorprendió la igualdad, porque ante un cambio de guion inesperado, Verstappen fue incapaz de corregir e imponer la dinámica impuesta este año. El dominio no era el acontecido. Ante un hecho inesperado, no hubo margen de maniobra.

De hecho, Verstappen rodaba tan apurado que en un momento dado se comió un bolardo con la fortuna de no sufrir daños en el monoplaza. Se veía perseguido por el McLaren de Oscar Piastri y no muy lejos andaba al acecho el Ferrari de Charles Leclerc. Las prestaciones estaban especialmente parejas en el opulento escenario de Miami. El coche de seguridad modificó los planes y emergió un Norris que fue imparable. Verstappen se vio obligado a conformarse con la segunda plaza y Leclerc fue tercero. Mientras, Carlos Sainz clasificó en la cuarta plaza y Fernando Alonso acabó en el noveno puesto.

“Ya era hora, joder. Llevaba mucho tiempo esperando”, sentenció Norris, que se había subido en 15 ocasiones al podio sin elevarse a lo más alto del cajón. Verstappen, por su parte, trataba de mostrarse satisfecho: “A veces ganas, a veces pierdes”. El campeón buscaba ofrecer una cara amable de una situación insatisfactoria. “Con los neumáticos medios no me he sentido fantástico. McLaren tenía más ritmo. Es un mal día por ser segundo; es un buen día para Lando, que no habrá conseguido su última victoria”, alertó el neerlandés. Si bien, era una jornada que dejó felicidad en términos globales, ya que en nada alteró el orden la Fórmula 1 y se impuso un piloto que es especialmente querido por la parrilla, un tipo risueño, amable y talentoso que se deja querer. “Perderé con gusto si Lando es el que gana la primera carrera”, concluyó Verstappen, que cedió cuota de pantalla en un año que sigue pareciendo de color Red Bull, porque de no ser por el safety car podría haber ganado sin especiales complicaciones el mismo de siempre.