Qué difícil es jugar ante el Getafe en el Coliseum. Al menos frente a un conjunto azulón dirigido por José Bordalás, al que hay que reconocerle las buenas palabras hacia el Athletic en sus últimas declaraciones, en las que quiso felicitar al conjunto bilbaino a la par que se congratulaba por su éxito en la Copa 40 años después. Quizá pudo partir de él la decisión de que sus futbolistas, acompañados por sus madres o, en su defecto, por sus parejas, para conmemorar el día de la madre de mañana realizaran el pasillo de honor a la plantilla rojiblanca. Sea como fuere, esa fue la única concesión que permitió a sus pupilos en un choque intenso, con mucho de ese otro fútbol feo, como pudieron comprobar algunos jugadores del Athletic, con bastante permisividad por parte del colegiado Jesús Gil Manzano, que prefirió mirar en repetidas ocasiones para otro lado, y que terminó siendo una demostración de resistencia por parte de los leones. Un ejercicio de supervivencia... sin centrales.

Porque si ya de por sí el Getafe acostumbra a ser un equipo rocoso, difícil de superar, cuando actúa ante su público, imaginen si el rival, en este caso el Athletic, se empeña, a falta de uno, en pegarse dos tiros en el pie y se permite el lujo de acabar el partido con nueve futbolistas. En esa ecuación agreguen que, para colmo, los dos jugadores expulsados –además de Ernesto Valverde, que vio la roja por protestar– fueron los dos únicos centrales sanos de la plantilla, pues el otro, Dani Vivian, arrastra molestias en su espalda que le impidieron entrar en la convocatoria, y que en el banquillo tampoco hubiera ningún central del filial por una decisión del entrenador difícil de justificar.

Y para terminar de rematar la faena imaginen que apenas 24 horas del encuentro el propio Valverde lamentara públicamente que a lo largo de la presente campaña haya tenido que contar con solo tres centrales a la par que instaba a los responsables deportivos a reforzar dicha parcela de cara a la próxima temporada.

Con todos esos ingredientes y por sorprendente que parezca, los tres puntos se los llevó el Athletic, que realizó un soberano esfuerzo por mantener su portería a cero. Claro que ayudó que para cuando Yeray Álvarez y Aitor Paredes fueron expulsados el conjunto rojiblanco mandara en el marcador por dos goles a cero gracias a los dos tantos de Iñaki Williams, que suma 99 como león.

Las dos acciones de las rojas merecen una mención especial, pues fueron fruto errores groseros que afectaron hasta a tres futbolistas. En la primera, un exceso de confianza de Beñat Prados en el centro del campo posibilitó una recuperación del Getafe, Yeray perdió pie y de la que cayó al suelo cortó el balón filtrado con la mano. La de Paredes le implicó solo a él. En solo siete minutos vio una amarilla por protestar una clara falta de Mata a Simón no señalada por el árbitro y acabó cogiendo el camino a vestuarios por derribar a un rival tras fallar en un control.

Así las cosas, a la espera de ver cómo evoluciona Dani Vivian de sus dolencias, a Valverde se le viene un gran problema para recibir el próximo sábado a Osasuna: “Habrá que pensar en alguna solución. Pero son situaciones que se pueden dar. Es raro... te pueden expulsar a uno... dos en el mismo partido y en jugadas tan disparatadas es difícil que pueda volver a ocurrir”, expuso en rueda de prensa.

Simón, suma y sigue

En otro orden de cosas, Unai Simón se convirtió en el segundo portero de la historia del Athletic en detener tres penaltis en una sola temporada, algo que anteriormente solo había conseguido José Ángel Iribar, que paró tres en la temporada 1973-74. Además, sigue líder del trofeo Zamora con 31 goles encajados en 33 partidos. l

LA CIFRA

  • 300

Valverde dirigió anoche su partido 300 de liga al frente del Athletic. Igualó a Cruyff (Barcelona) como el quinto entrenador con más partidos ligueros en un mismo club y solo le superan: Toshack (322, Real Sociedad), Luis Aragonés (407, Atlético), Miguel Muñoz (424, Real Madrid) y Simeone (473, Atlético).